Espléndida exposición de artesanía presentada por primera vez en Madrid, en 1968. Las piezas son fruto de donaciones de diferentes entidades, coleccionistas o propios artesanos, cedidas al Instituto de Cultura Hispánica, hoy desaparecido. Aparecen representados los países de habla hispana más Brasil, Estados Unidos, Canadá, Haití y Jamaica.
Para dar cumplimiento al fin didáctico de la Colección, la exposición ha agrupado las piezas por temas, obedeciendo al uso que el hombre hace de ellas.
Lo que une al hombre con su Dios. Lo que celebra y recuerda a los muertos
Diferentes motivos relacionados con lo “divino” aparecen representados en una variada tipología de materiales.
La fiesta de difuntos, produce en México una forma diferente de entender y manifestar el tema de la muerte con alegría, se elaboran orquestas de esqueletos, bailarines, marionetas, juguetes que se les regalan a los niños.
Destacar también la figura de “El Árbol de la Vida”, de barro, con vivos colores que combina vegetación, animales y el propio nacimiento.
Lo que emplea el hombre para trabajar. Lo que lleva puesto.
Podemos contemplar los trabajos en cuero y metal, relacionados con el mundo del caballo, animal que llega a América con los españoles. Se crea un tipo de utensilios hasta entonces desconocidos como tientos, fustas, sillas de montar, sobre todo en Argentina y Chile.
Una pieza característica de Chile son los estribos de madera tallada con una rica decoración.
Una vitrina dedicada a la producción textil, con telares de cintura y una muestra de tejidos de lana y algodón. Los diseños son antiguos, algunos anteriores a la conquista.
Una pieza diferente es la mola de los indios kunas, telas superpuestas de algodón de diferentes colores, con dibujos recortados que imitan las pinturas que se hacían en la piel estos indígenas. Los motivos mezclan formas complejas con modelos más actuales demandados por el turista.
Con lo que se divierte el hombre
Juguetes, máscaras e instrumentos musicales forman parte del tiempo de ocio desde la antigüedad hasta nuestros días y en esta sala aparece una muestra de ello.
La máscara terrible, serena o sonriente, de madera, plata u oro, piedra o papel, con forma de animal, que protege y que alejan el mal, la enfermedad y la muerte. El personaje que la lleva convoca a los espíritus a través de ceremonias con danzas que imitan los movimientos del animal.
Muchas de estas costumbres se han perdido y en la actualidad su uso se reduce a la Fiesta de Carnaval o en las representaciones del Corpus Christi con los Diablos de Yare en Venezuela.
En el apartado de los juguetes, vemos por un lado, copias de los utensilios de la cocina, hechos en miniatura, junto con muñecas de trapo o papel, pequeñas gallinas de madera que se mueven al tirar de una cuerda, o balsas, caballos, cabañas que toman los modelos del medio que los rodea.
Y por último, los instrumentos, ocarinas con forma de aves, flautas de pan y diferentes tipos de tambores y maracas. Un instrumento primitivo, antecedente del tambor es el tronco de madera vaciado con unas hendiduras en forma de H, dos lengüetas de distinto tamaño y sonido y que se toca con dos baquetas forradas por un extremo, es de Guatemala para tocar en las fiestas de las Cofradías acompañando al pito y otros instrumentos.
Lo que utiliza en la casa y lo que adorna la casa
En esta sala se muestra las piezas que acompañan al hombre en su vida cotidiana, objetos de uso y de decoración. Utensilios de cocina: ollas en cobre, fuentes, cucharas, trabajos en vidrio que ocupan las vitrinas centrales. Otras vitrinas ofrecen la representación de figuras en diferentes actitudes: bailando, tocando o simplemente objetos de decoración hechos en madera, piedra o barro. Hamacas y diferentes tipos de mantas o simplemente una variedad de cajas unas sencillas con decoración pintada a base de círculos o líneas y otras talladas hechas en hueso.